Santiago,Las organizaciones de Santiago y la región norte abajo firmantes, preocupadas por la impunidad de los abusos y violaciones sexuales clericales contra menores, denunciadas en los últimos años en la zona norte del País, sin que hasta ahora la Iglesia Católica Dominicana haya respondido a ninguna de las posibles víctimas denunciantes, estamos solicitando un pronunciamiento oficial sobre este tipo de crímenes horribles cometidos por sacerdotes consagrados.
Recordamos los siguientes casos que tuvieron comienzo de procesos judiciales, en los que en algunos, se señalan francas negociaciones con las autoridades de la justicia y en todos, una impunidad y silencio total:
En 2018, La Vega, una mujer acusa públicamente al P. Francisco Batista, Pancho, Superior de la Congregación Salesiana, de haberla violado y procurado un aborto cuando ella eta menor de edad en los años 1991 y 1992.
En Constanza, al P. Juan Manuel Mota de Jesús, Padre Johnny, Párroco de esa ciudad, varias menores lo acusaron de violadas sexualmente de 2007 a 2010, exonerado por los tribunales por “falta de pruebas”, fue sancionado como culpable por El Vaticano con la separación de su ministerio.
En Bonao, al P. Alberto Zacarías Cordero Liriano, en 2012, se le acusó de violar sexualmente a una menor de 15 años, criada por sus abuelos, que eran personas de confianza para el sacerdote. Fue condenado a cumplir tres meses de cárcel preventiva como medida de coerción y luego descargado “por insuficiencia de pruebas” en nuestros tribunales y también separado por El Vaticano de su ministerio.
El P. Alberto Gil. Polaco párroco de Juncalito, Santiago, fue acusado en 2013 de violar sexualmente a 7 niños, escapándose del país, fue formalmente procesado por la Fiscalia y juzgado en Polonia como culpable.
En La Vega. El P. Miguel Florenzán Ulloa, Director del Colegio Agustiniano, fue acusado de violar a un menor de edad que lo sometió y otros que no han declarado, entre 2001 y 2015 y a pesar de que el menor desistió de su denuncia, la Fiscalía mantiene el caso pero él está libre y sigue trabajando con niños.
Sabemos conocemos y registramos además que hay arreglos entre las autoridades policiales y la iglesia para esconder otros casos, en los que sacerdotes utilizan menores para ejercer la prostitución.
Todas estas víctimas no ha sido resarcidas ni moral no pecuniariamente por la Iglesia Católica Local, que no ha hecho comentario ni han dado satisfacción alguna a personas.