Bajo el gobierno de Hernández entre 2014 y 2018, fueron extraditados 28 capos de la droga y otros 31 se entregaron a EEUU
Miami, EE.UU.- El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, preso en EEUU desde el 21 de abril del 2022, por tres cargos asociados al narcotráfico y uso de armas, es «víctima de una persecución y conspiración política” y de los intereses políticos en pugnas en Norteamérica.
El investigador privado Ángel Martínez lo debela de manera puntual y por ello se ha atrevido a escribir un libro que titula «La Gran Traición».
Resalta que en el juicio contra el expresidente hondureño Hernández, diferentes testigos —todos ellos narcotraficantes confesos— señalaron al presidente de Hernández como una de las personas clave para el tráfico de droga hacia Estados Unidos, evidenciándose que es una «víctima de la venganza de los narcotraficantes que él mismo extraditó o que obligó a huir a Estados Unidos».
El propio ex presidente a dicho que los capos que su gobierno ayudó a extraditar buscan acuerdos con la fiscalía estadounidense para reducir sus penas, y en base a mentiras, acusarlo de cometer actos reñidos con la ley de ese país.
Incluso con las sucesivas administraciones estadounidenses, de Barack Obama y Donald Trump, llegó a colaborar el expresidente de Honduras Hernández Alvarado, para extraditar a narcotraficantes que actualmente cumplen condenas en Estados Unidos.
EEUU ha cambiado su geopolítica hacia Centroamérica y América Latina y hoy asume, como un trofeo antinarcótico, al expresidente de Honduras, así está actuando la administración de Joe Biden.
Mas allá de ser simple caso judicial o de política interna hondureña. Su caso es revelador de una serie de realineamientos geopolíticos en América Central, que incluyen el distanciamiento de Washington de varios países del Triángulo norte.
Es por ello que el Departamento de Estado de Estados Unidos hizo público que desde el 1 de julio de 2021 Hernández Alvarado había sido incluido en la «Lista Engel», que castiga a personas implicadas en corrupción y prácticas antidemocráticas.
La consecuencia inmediata fue la pérdida de su visa para ingresar a Estados Unidos y el congelamiento de sus activos en ese país. El 14 de febrero, la Secretaría de Relaciones Exteriores dio a conocer que la Embajada de Estados Unidos había solicitado la extradición del ex-mandatario.
Ahora guarda prisión en Estados Unidos, esperando un juicio donde aun no han presentando ni una sola prueba en su contra.
Ese mismo expresidente de hondura Juan Hernández que llegó a mostrar con orgullo los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la incautación de drogas.
Hay que recordar que Incluso en 2017, cuando logró ser elegido para un segundo mandato en medio de acusaciones de fraude por parte de la oposición y enfrentamientos ciudadanos que dejaron una treintena de muertos, Estados Unidos fue uno de los primeros gobiernos en saludar su triunfo.
Hernández destaca que entre 2014 y 2018, bajo su Administración, fueron extraditados 28 capos de la droga y otros 31 se entregaron a EE. UU.
El exmandatario hondureño ha insistido en que los señalamientos de los fiscales de Nueva York se basan en “declaraciones de narcotraficantes y asesinos confesos” que fueron extraditados por su Gobierno.
Se señala que incluso el caso del expresidente hondureño no escapa a las evidentes divisiones de Demócratas y Republicanos.
El expresidente hondureño fue un fiel colaborador, es muy amigo de los Republicanos, e incluso el expresidente llego a colaborar con la CIA, con La política central de estados unidos, ahí empiezan, los celos de la DEA, ahí inicia el problema de Juan Orlando.
Pone a Honduras en el mundo, en la caratula mundial y comienza a cambiar la imagen de Honduras, cambia la policía, cambios estructurales fuerte, uno de los aliados mas fuertes de EEUU en el combate a las drogas, pero eso no bastó para que la política destruya a un líder, llegan los demócratas y andan buscando un trofeo y apresan a Juan Hernández y lo involucran en una conspiración de traer a los estados unidos mas de 500 mil kilos de cocaína, pero no hay una foto, no hay una conversación, no hay una evidencia con ningún narcotraficante, lo tienen casi dos años presos en Nueva York, para ser juzgado ahora en febrero.
Ese es el juego de la política y los intereses de los gobiernos de turnos.
En EEUU el bando Demócrata los centristas se encuentran enfrentados a los progresistas. En el Republicano son los trabajadores de raza blanca los que están en conflicto con el “establishment” del partido.
En este último grupo caerían de manera muy especial los grandes donantes económicos.
Son ellos quienes no sólo financian las carreras de los políticos, sino quienes han dado forma al ideario conservador, a través de una amplia red de académicos, periodistas, instituciones y medios de prensa, gobiernos, etc.
La detención y extradición a Estados Unidos contra el ex presidente Honduras, Juan Orlando Hernández Alvarado, su juicio en EE.UU. acusado de narcotráfico, está lejos de ser un simple caso judicial o de política interna hondureña.
El ex-presidente Hernández Alvarado desarrolló una exitosa carrera política dentro del Partido Nacional de Honduras que en 2014 lo llevó a la presidencia de Honduras, cargo que ostentó hasta 2022. La conjura política contra él ,a pocos días de haber dejado la presidencia y luego de la resonante derrota de su partido contra Xiomara Castro, queda evidenciada cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos hizo público que desde el 1 de julio de 2021 Hernández Alvarado había sido incluido en la «Lista Engel», que castiga a personas implicadas en corrupción y prácticas antidemocráticas. Teniendo como testigo a confesos asesinos y narcotraficantes.
Es una pena que una potencia protectora y democrática como EEUU , por puro interés político e intereses de pugna entre demócrata y Republicano acaben con lideres aliados, expresidentes y lo tiren al olvido, al abandono y lo metan en una conspiración exhibiéndolo como trofeo anti drogas.
