Duarte,RD.- Con un deterioro progresivo a cuesta, que incluye filtraciones, falta de agua potable y equipos fuera de servicio tras unas siete décadas de construido, el Hospital San Vicente de Paúl tiene en su capital humano el principal activo.
A pesar de las limitaciones, la mayoría de especialistas de este hospital del tercer nivel brindan buenas atenciones a los pacientes, según valoraron algunas personas que estaban allí buscando servicios de salud, dato que fue confirmado por la dirección del hospital y el presidente de la filial del Colegio Médico Dominicano.
En sus orígenes, el Hospital San Vicente de Paúl fue construido para asistir a una población de cien mil habitantes de las provincias de Samaná, María Trinidad Sánchez, Hermanas Mirabal y Duarte, y hoy día ha ascendido a un millón de personas, que ven sus esperanzas de un mejor servicio en la nueva estructura que se levanta para trasladarlo, y que se prevé estará lista a principios del 2020.
Los médicos tienen que hacer malabares o llevar sus propios equipos para realizar sus funciones, pues muchos de los del centro están en muy mal estado, como el área de resucitación que no cuenta con un monitor para cuando lleguen pacientes críticos, con paros cardíacos o respiratorios; la sala de legrados tienen una camilla vieja que no da posiciones, sobre la camilla de la sala de consultas de ginecología cae aguas negras que filtra de una tubería del techo, para citar algunos casos.
A esto se suma la deficiencia en el agua potable, cuyo servicio dura días sin llegar y los pacientes tienen que comprar botellones para bañarse y sacar agua de cubetas para descargar los inodoros.
El doctor Francisco Javier Ureña, director del hospital, afirma que la cartera es amplia en cuanto a servicios especializados, y que en alguno que otro puede haber cierta debilidad, porque la medicina es un servicio costoso y hay áreas donde quizás por el mismo avance de la medicina estén deteriorados.
Informó que el centro cuenta con 240 camas divididas en todas las áreas de servicios, como materno-infantil, ortopedia, cirugía general, medicina interna, cardiología, y que al ser un hospital regional en ocasiones puede ser que se llene, pero el porcentaje ocupacional es de un 70 a 80%, lo que, dijo, resulta manejable.
Pese a estas condiciones, el Hospital San Vicente de Paúl atiende a miles de usuarios al año. De acuerdo con estadísticas suministradas por el director, en el 2018 atendió 132,466 pacientes, entre consultas y emergencias; 255,005 pruebas de laboratorios y 10,204 internamientos, entre otras.
“Tenemos una estructura obsoleta que en el transcurso del tiempo ha tenido modificaciones. Se le han ido agregando cosas, y ya desde el punto de vista estructural el hospital no cumple su cometido para el tipo de nivel de atención que debería ser. Fruto del tiempo el edificio va envejeciendo y sufriendo daños estructurales”, reconoce el doctor Ureña.
Ureña dice que aún con la expectativa de la construcción del hospital, han ido tratando de evolucionar, ya que cuando llegó a la dirección hace dos años solo había dos salas de cirugía y ahora hay ocho; aunque tenían servicios de endoscopia, se hacían de manera reducida y ahora se hacen unas 12 al día, y pusieron a funcionar el colonoscopio.
Para el doctor Cristian José Ortiz Díaz, presidente del Colegio Médico Dominicano, filial Duarte, este hospital ya cumplió su rol. Entre los males que lo afectan, cita filtraciones, falta de agua potable y la insalubridad y que en la sala de cuidados intensivos apenas hay tres camas funcionando.
Dice que lamentablemente ya el Hospital San Vicente de Paúl cumplió y de la única manera que se arregla es derribándolo como hacen en Estados Unidos, que cuando un edificio tiene más de 30 años lo tumban para que no le caiga encima a la gente.
“El personal médico sigue siendo lo que más funciona en el hospital, a pesar de que hay médicos que no cumplen por la razón que sea; lo que más funciona en el hospital es la parte humana”, resalta Ortiz Díaz, al tiempo de denunciar que hay áreas donde faltan médicos y cita como ejemplo que hay un solo neurocirujano, y en ginecología pensionaron nueve, y hay tres que están fuera de lista, porque están desempeñando otras funciones, como el director, la subdirectora y él mismo, que es el encargado de la unidad, y no han nombrado más.
“Después de las pensiones masivas que se hicieron hace dos años, las jefaturas departamentales quedaron desiertas. Hay mal llamados jefes de departamentos nombrados por ellos con el dedo, a su antojo para tener control de todas las áreas. Las autoridades se han dado a la tarea, irrespetando los acuerdos con el CMD, de hacer concursos para nombrar otros en sustitución de los que ya se fueron”, expresa Ortiz Díaz.
Asimismo, dice que recibe quejas del Departamento de Obstetricia y Ginecología, que deben hacer guardias presenciales en una habitación que no tiene las mínimas condiciones para amanecer, ya que de allí sale un mal olor por el baño.
“Esos pacientes del hospital me rompen el alma. Cuando un paciente se mete a un hospital como ese, es porque no tienen otra opción y este sistema de salud que recibe menos de un 2% del PIB, cuando en países como Costa Rica que tienen un nivel parecido al nuestro, yo creo que hasta Guatemala que está por debajo de nosotros, tiene mayor inversión en salud”, expresa el presidente de la entidad que agrupa a los médicos.
Dice que en febrero, una comisión se reunió con Chanel Rosa Chupany, director del Servicio Nacional de Salud, y le entregó un pliego de demandas, como camillas que tengan barandas, monitores para los pacientes accidentados, máquinas de anestesia para los quirófanos, cauterios para los quirófanos, ya que solo tienen dos, pero a la fecha no han recibido nada.
Afirma que en los quirófanos del Hospital San Vicente de Paúl no tienen agua potable, y que lo higienizan con alcohol para seguir trabajando. Señala que esa misma mañana, tras terminar una cirugía, se pudo lavar la mano con un chorrito de agua que había, y luego se puso alcohol para poder hacer la otra cirugía.
Comenta que los pacientes están en hacinamiento, porque tienen una sala de alto riesgo con ocho camas, con un solo baño, donde no hay agua potable.
“Hay ocho pacientes con patologías diferentes, entrando al mismo baño y no hay agua. Ellos dicen que hay agua porque ponen una cubeta, una crianza de mosquitos además, y de esa cubeta cada una coge su agua y eso complica más. Ese no es el nivel de atención que se merece una población como esta, con la cantidad de impuestos que se paga. Pienso que no merecemos que los políticos sigan jugando con la inteligencia del pueblo”, se lamenta Ortiz Díaz.
Dice que en lo que terminan el otro hospital, por lo pronto que les den los equipos que solicitaron, como una bandeja vascular para los pacientes que llegan politraumatizados, que tienen accidentes vasculares y mueren por una hemorragia por no tenerla. Asegura que esta ha sido una petición del cirujano vascular desde hace dos años.
“Después que Ureña está como director, los insumos no es que estén en abundancia, pero están los necesarios, aunque hay deficiencia por ejemplo hay horario que no se hace un simple hemograma, como los fines de semana y hay que mandar los pacientes a la calle por alguna razón, o porque se dañó un aparato”, expresa.