La aplicación de una leve corriente eléctrica al cerebro de personas mayores de 60 años les mejoró la memoria al punto que recordaron cosas como alguien de 20 años, halló un estudio.
Cabe la posibilidad que algún día la gente se someta a semejante procedimiento para afianzar su capacidad de recordar, que se va atrofiando no sólo en pacientes del mal de Alzheimer sino en cualquier individuo de edad avanzada, dijo el investigador Robert Reinhart de la Universidad de Boston.
El tratamiento se enfoca en la llamada “memoria funcional”, es decir, la que permite a una persona realizar tareas en pocos segundos, como un problema matemático en la mente. Esta capacidad, a veces llamada “la pizarra cerebral”, es crucial para acciones como tomarse una pastilla, pagar una cuenta, comprar alimentos o planificar algo, dijo Reinhart.
“Es donde se encuentra la conciencia… donde uno procesa información”, explicó el experto.
No es el primer estudio que demuestra que estimular el cerebro mejora la memoria. Pero Reinhart, quien publicó los resultados el lunes en la revista especializada Nature Neuroscience, dijo que este experimento se destaca porque mostró los buenos resultados en gente de avanzada edad y porque la nueva capacidad se mantuvo casi una hora después de que cesó el estímulo eléctrico.
Un científico que antes había reportado sobre cómo el estímulo eléctrico mejora la memoria, advirtió que en personas de avanzada edad pero en estado normal de salud, la pérdida de memoria no es enorme. Pero este experimentó “eliminó los efectos del envejecimiento en estas personas”, dijo el doctor Barry Gordon, profesor de neurología y ciencias cognoscitivas en la Escuela de Medicina Johns Hopkins en Baltimore.
“Es un excelente primer paso” hacia demostrar maneras de mejorar la destreza mental, dijo Gordon, quien no estuvo involucrado en el estudio reciente.
Reinhart advirtió sin embargo que se necesitan más estudios para que el proceso sea aprobado como un tratamiento eficaz.
La corriente eléctrica fue suministrada mediante una gorra que además monitoreaba las ondas cerebrales de cada persona. El choque eléctrico no era más que un leve cosquilleo, pulso o roce por unos 30 segundos, dijo Reinhart. Después de eso la piel se acostumbra a la electricidad y se vuelve imperceptible.
La idea es mejorar la comunicación entre la corteza frontal (al frente del cerebro) y la corteza temporal (a la izquierda), debido a que las actividades entre esas dos áreas habían dejado de estar sincronizadas.
La corriente eléctrica pasó por ambas secciones, a fin de sincronizarlas de nuevo. Los resultados ofrecieron evidencia de que la interrupción del flujo de mensajes entre esas dos secciones causa la atrofia de la memoria funcional en los años tardíos, dijo Reinhart.