Tiger Woods se consagró campeón del Masters, hizo historia y lucirá su quinto saco verde. Era una posibilidad y finalmente ocurrió.
Pasaron 11 años desde su último triunfo en un Major. Fue en el US Open de 2008, en Torrey Pines. Pasaron 14 años desde su último triunfo en Augusta en 2005. Con este suman 15 los torneos mayores que exhibe Tiger en su vitrina. Y este logro puede ser uno de los regresos más grandes de la historia del deporte mundial.
Tiger no solo tuvo que rearmar su juego, también tuvo que rearmar su cuerpo que estaba en malas condiciones. Tuvo que rearmar su vínculo con el público, con la prensa y con sus colegas jugadores. En resumen, tuvo que rearmar su vida entera juntando los pedazos.
Evidentemente Tiger Woods es alguien maravillosamente dotado por la naturaleza. No solo físicamente, lo cual es obvio, sino también por su carácter. Quién sabe cuáles habrán sido los acontecimientos que durante su niñez marcaron su crianza. Lo cierto es que ha demostrado una resiliencia extraordinaria para superar las adversidades.
Sería en vano hacer un relato de lo que ocurrió en este día final en Augusta en términos de golf. Todos los lectores deben haberlo visto y estoy seguro que esas imágenes quedarán grabadas para siempre en su memoria. Solo algunos comentarios. Es la primera vez que Tiger gana un Major viniendo desde atrás, siempre llegó a la última vuelta como líder. Otra curiosidad es que en su última victoria en Augusta en 2005, fue en el hoyo 16 donde se consolidó su triunfo. Imposible olvidar ese chip que cayó dentro del hoyo luego de haberse casi detenido en el borde. Hoy, en este regreso triunfal, otra vez el hoyo 16 vuelve a jugar un papel crucial en esta victoria de Tiger. Allí obtuvo un segundo golpe de ventaja con dos hoyos por jugar, diferencia que sería vital. En la conferencia de prensa posterior Tiger contó que mientras jugaba esos dos hoyos finales recordó que en el año 1961 Arnold Plamer hizo doblebogey en el hoyo 18 para perder frente a Gary Player. “Me concentré para hacer un bogey, es lo único que quería”, dijo relajado Tiger.
¿Podía imaginarse este final? Aunque parezca mentira todo aquí en Augusta National estaba preparado para este momento. Es como si todos, desde el público, los organizadores, los periodistas, y hasta los mismos jugadores tenían, hubieran tenido en alguna parte de la mente, la sospecha de que esto podía pasar y estaban preparados. Y cuando se transformó en algo muy probable fue que todos empezaron a desearlo con más fuerza. El grito casi salvaje de Tiger el terminar fue una descarga que representó a todos.
Pero detrás de esta histórica epopeya del ganador quedan escondidas otras no tan felices. Son las de aquellos que, pudiendo haberlo logrado, quedaron cortos.
El primero de esta desafortunada lista es sin duda Francesco Molinari. Líder antes de iniciar la última vuelta, Molinari parecía en control del torneo. Los hoyos fueron pasando y el italiano defendió bien su ventaja. Pero entonces, el famoso hoyo 12, corazón mismísimo “Amen Corner”, volvió a jugar un rol central en la definición de este torneo. Por algo está escrito que el Masters empieza en los últimos nueve hoyos del domingo. Y no solo selló la suerte de Molinari. También fue la tumba de Koepka y de Poulter. Quizá la más famosa debacle que alguna vez se viera en este capítulo fue cuando en 2016, el campeón defensor, Jordan Spieth, llevaba tres golpes de ventaja al llegar a este solitario rincón de la cancha. Spieth tiró dos pelotas seguidas al agua y hacía un cuádruple bogey sirviéndole en bandeja el título al inglés Danny Willett. Hoy no fue tan catastrófico, pero el tiro al agua de Molinari mostro una fisura en lo que parecía roca sólida. Evidentemente este corto hoyo y esa posición de bandera clásica de domingo producen una atracción que bien podría ser considerada fatal. Solo aquellos muy experimentados resisten la tentación y se aferran a su plan de juego. El premio a esa renuncia suele ser enorme.
Así, con siete hoyos por jugar el torneo se declaró oficialmente abierto para una importante cantidad de jugadores. Fowler, Cantlay, Rahm, Finau, Molinari, Simpson, Day, Koepka. Repentinamente todos tenían chances y pudieron haberlo ganado. Pero repito, no vale la pena relatar lo sucedido, ya es historia, y de la buena. Apenas un par de horas más tarde, en un horario extraño para un final de Masters, Tiger Woods hacía oír su grito de victoria en el green del hoyo 18 de Augusta National.
LOS LATINOAMERICANOS EN AUGUSTA
El aficionado mexicano Álvaro Ortíz hizo historia aquí al quedar segundo en la carrera por la medalla al mejor amateur del Masters y convertirse en el primer aficionado latinoamericano en pasar el corte en Augusta. Ortíz fue agresivo en este día para perseguir al noruego Viktor Hovland. Tres golpes los separaban al comenzar la ronda, que para ellos comenzó por el hoyo 10. El noruego estaba -2 y Ortiz +1. Al cabo de los primeros nueve Hovland iba -3 y el mexicano -2. Durante los segundos nueve, Hovland llegó a estar-5, pero fue cayendo y terminó haciendo un bogey en el hoyo final para finalizar en -3. Ortíz hizo birdié en el hoyo 8 (el17 para él) y se puso -3. Torneo empatado. Pero un error de información hizo que Ortiz fuera demasiado agresivo en el hoyo final. Alguien le dijo que Hovland había terminado -4 y que él necesitaba un birdie final para igualarlo. Terminó haciendo un bogey que lo relegó al segundo puesto.
“Estoy un poco decepcionado por el final, alguien me dijo que necesitaba un birdie para empatarlo y fui muy agresivo. Me fui al bunker y no pude hacer el par. Pero estoy muy orgulloso de lo que hice aquí esta semana. Fue un sueño poder jugar tan buen golf estos días y mezclarme con los mejores jugadores del mundo. Lo que más atesoro es el abrazo que me di con mis padres y el resto de mi familia cuando terminé”, decía Ortiz emocionado al terminar su gran actuación.
De ahora en más la suerte deportiva de este gran jugador se desarrollará en el campo rentado. Espera poder recibir invitaciones para jugar algunos torneos del PGA Tour.
Por su parte el argentino Emiliano Grillo, que también salió por el hoyo 10, hizo otra vuelta para el olvido. Con 76 golpes (+4) termino el torneo con un total de +8. Mucho trabajo por delante tiene Grillo. Su enorme talento merece mejores resultados.
Y así termina un nuevo Masters. Uno que deja recuerdos imborrables. Cuentan que cuando ganó Nicklaus su ultimo Masters a la edad de 46, en el año 1986, el veterano jugador Ken Venturi le dijo a el entonces joven y hoy famoso periodista, Jim Nantz, que recordara bien los importantes sucesos de ese Masters porque no se repetirían. Hoy Nantz, mientras conversaba con Tiger Woods y con Nick Faldo, ya terminado el torneo, dijo: “Ken Venturi estaba equivocado”.