En Italia sucedió un hecho insólito. Un sacerdote fue multado, acusado de causar contaminación sonora. Esto se debe a que tocaba las campanas de su iglesia alrededor de 200 veces al día.
Esto sucedió en Coverciano, un pequeño pueblo en la Toscana italiana cerca de Florencia. Los lugareños, perturbados por la estresante situación de tener que escuchar el campanario 200 veces al día, lo denunciaron ante las autoridades.
El hombre que está enfrentado a sus feligreses es Don Leonardo Guerri. Este hombre asegura que hacía sonar las campanas debido a su devoción cristiana y ahora deberá pagar una multa de 2,000 euros.
Fue infructuosa la participación del arzobispo de Florencia, que intentó tomar medidas hace unos años pidiendo a todas las parroquias que limitaran la contaminación acústica. La conciliación no sirvió y al final la Agencia Regional para la Protección del Medio Ambiente de la Toscana multó a Guerri.
“Las mediciones acústicas relevaron un notable exceso de decibelios en el uso de las campanas, y no para fines litúrgicos”, ha declarado en el comunicado donde también le exigieron que solo use el canto para llamar a los fieles a misa y el saludo a María a las 18:00 horas.
