Santiago,RD- Monseñor Freddy Bretón exhortó a la población a reflexionar en Semana Santa, y a acordarse de Dios para disminuir la violencia que tanto afecta la sociedad.
“Hacemos una invitación a la cordura, a reflexionar, acordarnos de Dios para que disminuya la violencia que tanta mella nos hace, volver al Señor, acordarnos de Dios, respetar su ley, respetando al prójimo, no podemos hacer nada más grande que eso”, expresó el arzobispo metropolitano de Santiago previo a empezar la procesión del Domingo de Ramos, que partió de la Iglesia La Altagracia hacia la Catedral Santiago Apóstol, celebración con la que se conmemora la entrada de Jesucristo a Jerusalén, cuando la multitud lo recibió con hojas de palma, para así darle inicio a la Semana Santa.
Durante la homilía en la Catedral de Santiago, Bretón expresó que si hubiera gente que mire a Cristo y abrace a su prójimo, no habría asaltos ni desgracias como las que están pasando en el país, poniendo de ejemplo el caso de su propia familia, tres meses atrás, cuando uno de sus hermanos fue asesinado en un asalto, y todavía no hay noticias de quienes cometieron el hecho.
“Entonces yo pienso que la policía no da abasto, no salimos de una cosa y entramos a la otra, cuantos crímenes. ¿Qué significa esto, que este país está lleno de fe y tiene el corazón con Dios?, no me lo digan, porque no lo puedo creer, porque el país que esté lleno de fe y tenga su corazón con Dios, tiene que estar lleno de amor al prójimo”, expresó monseñor Bretón Martínez.
Exhortó a no poner la pobreza como excusa para asaltar y robar, sino que más bien se habrá perdido la vergüenza y el respeto a las cosas de Dios, y expresando que no se puede esperar que el país esté de luto, porque ese no es el plan de Dios.
Recomendó mirar los personajes de la Semana Santa, como los fariseos, escribas, Poncio Pilato juzgando a Jesús, o los judíos en su pugilato por hacer que lo condenen, para ver con cual se identifica, exhortando a los nuevos jueces en la Suprema Corte de Justicia hacer ese mismo ejercicio, y actuar como Dios, el que no juzga por apariencia, porque ve el corazón de cada persona.