Vicente María Vallejo, Ángel Mieses Lajara, Luis Fiallo, Federico Fiallo, Tulio H. Pina y otros grandes precursores, deben estar contemplando risueños desde las alturas el fecundo equipo que fundaron el 7 de noviembre de 1907.
En el nuevo onomástico no podía faltar la música (La Banda Gorda y el intérprete urbano Shadow Blow), bizcocho, bebidas para grandes y chicos, y felicitaciones hasta de los más enconados rivales de los Tigres.
No obstante, el club nuevamente tendrá que apelar a la mística, a sus cinco letras para poder obtener su corona número 23.
Sin incluir el juego de anoche ante los Toros, ocupaban el sótano con registro de 6-13 y por ello su presidente Jaime Alsina, lo que más desea es una hilera de triunfos en lo adelante.
“La consigna es una nueva racha de juegos ganados”, expresó Alsina portando con orgullo su gorra azul.
Uno de los peloteros llamados a despertar al tigre es Julio Borbón, “un liceísta desde chiquitico” que hoy siente una gran satisfacción por jugar con el mismo luego de haberlo hecho con las Águilas y el Escogido.
“Yo venía al play desde Herrera a ver los juegos del Licey”, declara el jardinero Borbón, quien tenía entre sus jugadores favoritos a Carlos Peña y D´ Angelo Jiménez.
((Dedicatoria Este nuevo festejo fue dedicado al inmortal Vladimir Guerrero, quien vistió el uniforme azul en las campañas de 2004-2005 y 2012-2013.
Entre los compañeros de esa primera temporada con el Licey dijeron presente Manny Martínez, José Offerman, Timoniel Pérez, D´Angelo Jiménez y Vladimir Pérez, quien coincidencialmente ayer cumplió 35 años ininterrumpidos con los Tigres.
De la estación 2013-2013 le acompañaron Engel Beltré, Jairo Asencio, Arismendy Alcántara, Juan Francisco, Anderson Hernández, los hermanos Jorge y Emilio Bonifacio y Rymer Liriano. Con todos fueron tomadas fotos para la posteridad.
Vladimir acudió a la fiesta en compañía de gran parte de la familia y como sorpresa estuvo la presentación de su pequeña hija Sofía, de cinco años, quien tocó una pieza para mostrarle el progreso que ha tenido en sus clases de piano.
Igualmente, escuchó atento a Vlaimi, otro de sus retoños, quien en nombre de todos sus hermanos, le manifestó el orgullo que sienten de tenerlo como padre.
Un lanzamiento de honor que jamás olvidará fue el que le recibió su hijo Pedro José, de siete años. El niño se llama Pedro en honor a Pedro Martínez y José por su abuelo materno José Rijo.
Entre los invitados al festejo se pudo ver al singular Bernardo –Pupo- – Brito, hombre de bajo perfil que el 8 de diciembre de 1990 se convirtió en el quinto mortal y segundo miembro del Licey en conectar un jonrón sobre el mítico paredón verde de 411 pies del Estadio Quisqueya ante Fidel Comprés, de los Leones del Escogido.
Manuel Mota, el principal símbolo azul, el famoso número 7 que más contribuyó para hacer del Licey una leyenda, nuevamente brilló por su ausencia.
Mota, Ricardo Carty y el lanzador Ed Halicky, tres de los principales héroes del título conquistado por los Tigres en el campeonato 1976-77, permanecen risueños en un póster para el recuerdo ubicado junto a otros que recogen grandes momentos en uno de los pasillos que conducen a los palcos VIP del conjunto.
Los tres celebraban que los felinos de derrotar en la final a las Águilas Cibaeñas en la década que nació una nueva rivalidad que el tiempo se ha encargado de acrecentar.