Por Alexis Rodríguez
Los seres humanos, creación exquisita de Dios, tenemos el gran privilegio de contar con la Bíblia el manual de vida por excelencia, inspirado por el Espiritu Santo para que conozcamos el plan de Dios para con cada uno, consumado en nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Nuestros padres fundadores fundamentaron sus ideales libertarios, precisamente en las enseñanzas de la Bíblia, dejando plasmado en el escudo nacional el lema Dios, Patria y Libertad con una Biblia abierta en el versículo 32, del capítulo 8 del Evangelio según San Juan que dice: Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Nos distinguimos como Nación por honrar al Libro Sagrado en sus símbolos patrios, por hacer referencia a contenidos de La Bíblia en la Constitución de la República y por dejar por sentado que somos un pueblo de fe en Dios y su hijo Jesucristo, pese a ser definido como estado laico.
Contamos con la Ley 204-84 que instituye el día 27 de septiembre como Día Nacional de la Bíblia. Pero además contamos con la Ley 44-00 que establece la lectura e instrucción bíblica al inicio de cada jornada escolar, meditando y reflexionando sobre sus sabios consejos para contribuir a la formación integral de nuestros hijos en principios y
valores.
Por lo tanto, tenemos suficientes motivos para celebrar cada 27 de septiembre el Día Nacional de la Bíblia, poniendo muy en alto el Libro de los libros, el único texto capaz de transformar la vida de los seres humanos, el primer libro en ser impreso cuando se creó la imprenta moderna en el siglo XV, el más importante libro, el que a mayor cantidad de idiomas y dialectos se ha traducido, el manual de vida para todos los que logran alcanzar el propósito eterno de Dios.
