Santiago,RD. Los desperdicios domésticos y los lanzados por algunas empresas que descargan en la cañada del sector Los Salados generan insalubridad en toda esta zona de la parte Norte de la ciudad.
En toda su ribera, a lo largo de los años son cientos de viviendas construidas de madera y zinc y algunas de block, cuyos ocupantes viven en condiciones de hacinamiento y reciben directamente los efectos de la contaminación. Las tuberías para el agua potable son colocadas en todo el trayecto del afluente y atraviesa de un extremo a otro. Un estudio sobre análisis de riesgos efectuado por el Plan Estratégico en este municipio, establece que 50,717 personas viven a orillas de ríos, cañadas y arroyos expuestos a catástrofes y eventos riesgosos, como inundaciones, deslizamientos y derrumbes.
Cristian Abreu tiene toda su vida residiendo en el sector Los Salados, a escasos metros de la cañada “Antes teníamos miedo a la crecida de esta cañada, ahora nuestro temor es que la gente salga enfermo por la contaminación de las aguas, por la cantidad de desperdicios que lanzan a ella las empresas de esta zona”, dijo. La basura que producen las familias también va a parar a las aguas del afluente. En la gestión de Gilberto Serulle se inició un proceso de intervención de la cañada de la comunidad Vuelta Larga en dicho sector. Sin embargo, hasta el tramo saneado volvió a ser contaminado.
Instituciones como la Defensa Civil ha mostrado su preocupación por la permisibilidad para la construcción de casas en plena ribera de ríos y cañadas. En esas mismas condiciones de hacinamiento viven cientos de familias de los barrios Los Santos y Hoyo de Bartola, afectados además por los deslizamientos de tierra y la crecida del arroyo de Gurabo. En esos lugares la contaminación se acentúa por la crianza cerdos.
De este total de personas expuestas a la contaminación, el arroyo Gurabo podría afectar el 29% de toda la población vulnerable de la ciudad; unas 14,547, es decir a 4,156 familias de escasos recursos económicos. Se estima que al menos 80 cañadas son ocupadas por cientos de familias en todo el municipio de Santiago, todas con alto grado de contaminación