SANTIAGO,RD,-El día 25 de julio es un momento muy propicio para hacer un alto en el camino y evaluar
nuestro comportamiento frente al rio Yaque del Norte.
Este cuerpo de agua es el más explotado y agredido que existe en la República Dominicana.
Casi tres millones de personas dependen de él y más 1,200,000 tareas producen alimentos gracias a sus aguas.
A pesar de que las aguas del rio Yaque del Norte están comprometidas totalmente, es decir, en un 100%, continuamos degradando el ecosistema que le da origen, lo alimenta y lo sustenta; de igual forma, agredimos sus aguas aportando grandes cantidades de contaminantes residenciales e industriales y enormes cantidades de desechos sólidos.
Los bosques de la cuenca alta son salvajemente destruidos por el impulso de los modelos económicos y productivos más degradantes que generan inaceptables conflictos de uso: una ganadería extensiva donde hay que eliminar 14 tareas de bosque para establecer una cabeza de ganado en un pasto que destruye los suelos y los ríos, Una agricultura intensiva en suelos de vocación forestal que los degrada aceleradamente y los lleva al fondo de las presas. La
frontera ganadera avanza mientras el bosque retrocede.
Este penoso cuadro de degradación de la cuenca, cuyos resultados están a la vista de todos, requiere que de una vez y por todas, trabajemos en el establecimiento de una autoridad de cuenca que ordene y administre los recursos de la gran cuenca del Yaque del Norte. Es impostergable la creación de una superestructura que toque y cambie el fondo de los problemas fundamentales de la cuenca. Una autoridad real de cuenca que cuente con el poder
real, con los recursos suficientes, con un verdadero soporte jurídico y con la integración real
de todos los actores.
No podemos seguir siendo indiferentes ante la tragedia del rio Yaque del Norte, mucho menos engañarnos nosotros mismos creyendo que con acciones aisladas e ineficaces estamos erradicando los enormes problemas que aquejan a este importante cuerpo de agua y su cuenca. Esto no significa que descartemos el esfuerzo individual para mejorar.
Es impostergable que el Estado y la sociedad coloquen realmente en el nivel de prioridad que requiere restaurar la cuenca del rio Yaque del norte, sanear sus aguas y proporcionarle un uso y manejo sostenible, donde se elimine el despilfarro en la agricultura y en el consumo humano.
El peso social, económico y ambiental de este cuerpo de agua exige que dejemos de seguir
apostando al olvido a la indiferencia y a la irresponsabilidad.
Es impostergable que nos pongamos todos a la altura que las circunstancias nos requieren.
